martes, 22 de abril de 2014

Encuentro por la izquierda democrática

Por Jesús Ortega Martínez 



Del 28 de abril al 4 de mayo del año en curso un grupo de asociaciones civiles, de universidades, de personas involucradas —en mayor o menor grado— en la política y en los asuntos públicos, llevarán a cabo el Encuentro Internacional de la Izquierda Democrática.
Dicho evento se realizará en la Ciudad de México, Guadalajara, Cuernavaca, Puebla y el puerto de Acapulco (posiblemente Oaxaca), y participarán con sus opiniones destacados académicos, investigadores, profesores y políticos de México, América Latina y Europa.
Se trata de un ejercicio intelectual, es decir, dedicar tiempo a la reflexión individual y colectiva. A la crítica, al análisis de la realidad que viven las sociedades contemporáneas y de manera particular, al pensamiento y acción de las izquierdas a principios del siglo XXI.
Este esfuerzo de reflexión crítica, tolerante y democrática, busca encontrar algunas respuestas a los desafíos que ahora se le presentan a esta corriente de pensamiento social y político.
Han pasado muchas décadas desde que se evidenció el fracaso mundial del socialismo autoritario, y a pesar de ello, aún existen partidos, gobiernos y personas que lo siguen viendo y apreciando como la solución a los grandes problemas sociales y políticos que padecen la gran mayoría de los países y sus respectivas sociedades.
Lamentablemente, por ejemplo, se continúa suponiendo —por algunas expresiones de izquierda— que sólo desde la “acción revolucionaria”, la misma que lleva implícita “la violencia revolucionaria” se podrá terminar con la desigualdad social y económica en que viven la mayoría de los países. Erróneamente, se persiste en la idea de que el único motor de los cambios sociales es la lucha de clases y desde esta anacrónica concepción se insiste —por alguna parte de la izquierda— en entender a la política como un eterno esfuerzo de polarización clasista, la que desde un falso determinismo histórico culminará tarde que temprano con la eliminación —literalmente— de la clase de los propietarios.
Ésta, siguen diciendo, es la única vía para acceder a la sociedad de igualdad y justicia. Con dogmas como estos es previsible que la democracia, la legalidad, la pluralidad, las libertades y derechos individuales sigan siendo vistos —por esta izquierda absolutista— como elementos contradictorios y esencialmente opuestos a los derechos sociales de las personas.
La izquierda democrática de principios del presente siglo debe plantearse una profunda reflexión crítica para superar de manera definitiva las visiones que hicieron del socialismo una iglesia saturada de dogmas, de evangelios, de liturgias, de adoratorios para santos, para beatos; plantearse un debate intenso que deba incluir el pensamiento universal con actitud crítica y libre de ataduras ideológicas o verdades absolutas, un debate abierto a las ideas y los pensamientos de los otros, de los que piensan diferente, es decir, un debate amplio como amplia es la pluralidad política en los tiempos que nos toca vivir.
La izquierda democrática debe repensarse a sí misma y hacerlo en el marco de las nuevas realidades que vive el mundo y que vive nuestro país y, además, con la capacidad y la determinación de desprenderse de cualquier visión absolutista y de alejarse lo más posible de quien asume que la posee.
La izquierda democrática debe replantearse las nuevas formas y los nuevos pensamientos del quehacer político que hagan de la lucha por la igualdad social un objetivo a cumplir en el presente, y no una consigna para un futuro que siempre será impredecible. Un quehacer político que en la lucha política pueda con suficiencia confrontar con la derecha sus propuestas y sus programas para atender los problemas de la sociedad actual en toda su complejidad —desempleo, inseguridad, violencia, discriminación, crisis económica— y para solucionar las injusticias y los horrores de la desigualdad.
Estos propósitos siguen siendo lo sustantivo de ser de izquierda, por ello continuará existiendo la necesidad de confrontar en la lucha política, principalmente en el terreno de las ideas, al conservadurismo, a la derecha, a quienes buscan preservar el statu quo que mantiene como insignia a la desigualdad social.
El elemento nuevo que tiene que asumir y reivindicar la izquierda —como valor en sí mismo y como elemento imprescindible en su quehacer político— es el de la democracia.
El encuentro de destacados demócratas de izquierda podrá contribuir a lograr ese objetivo fundamental de la izquierda moderna.
 @jesusortegam

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